miércoles, 2 de septiembre de 2009

Seguro


Lo puedo ver a casi un kilómetro,

Pero a 100 Km. por autopista en unos

Pocos segundos lo tenes frente a vos.

Imponente allá, tal vez treinta o cuarenta metros por veinte.

Una pareja sonriente, anodina, con una falsa felicidad:

“Ellos ya no se preocupan, aseguraron su casa en la caja”


Varios metros más abajo, donde la luz de los reflectores no llega,

Y la inmensa estructura de hierro se clava en la tierra,

Puedo ver en la semioscuridad

Un centenar de casas construidas con chapa,

Madera, lona y cartón, precariamente firmes

Y amalgamados los techos de todas ellas.

Algunas de ellas irradian luz a través de los

Huecos que hacen de ventana.

Más allá distingo algunas siluetas alrededor de un fogón,

Calculo que desde allí solo perciben el reverso del cartel,

El lado oscuro de la cosa.

El inmenso escaparate tapa los reflectores

Y la luz de la autopista, quizás también el amanecer

Y los sumerge en una inmensa oscuridad.

Tal vez ignoren lo que toneladas de hierro sostienen

Sobre sus cabezas.


La visión dura unos segundos,

Cuando logro reponerme a mis pensamientos,

Una nueva publicidad diseñada a la talla del gran Goliat

Me espera a escasos metros.

Llego a mi casa, agarro el tubo del teléfono,

Escucho el tono y luego

“Seguros la caja, atención las 24 hs. Bienvenido”


Lluvia


Afuera llueve, me acuerdo de cuando el techo filtraba y la noche se hacia larga,

Era cuando todo era mas difícil y no había una mujer para dormir abrazado.

Ahora que ambos problemas están solucionados se siguen sumando otros,

Tal vez por naturaleza estemos destinados a saltear problemas,

O a cambiarlos por otros con mayor relevancia.


Me acuerdo cuantas veces pensé que “Ese” problema iba a ser el ultimo,

Y siempre vino uno más original y complejo para suplantarlo.

Pueden llegar a las diez de la mañana o a las ocho de la noche,

Nunca se anuncian y amenazan con desbancar la calma.

Pero los idiotas sabemos que nunca el suicidio es una salida.


Y es verdad que uno nunca termina de recuperarse

Todavía le sigo temiendo a las noches de lluvia

Y que el brazo se estire y no la encuentre a mi lado.

Quizás la vida solo se resuma a eso:

A tapar goteras y conseguir mujeres.