martes, 28 de agosto de 2007

MAÑANA (Pequeño drama en tres actos)

¿Con quien sueña cuando aparenta dormir?
¿Quien recorre su inconciente mientras acaricio sus cabellos?
No creo que sea yo, le he hecho tanto mal.
Una sonrisa atraviesa su rostro, y yo podría quedarme horas contemplándola.

Ayer discutimos, ya es algo usual, habrá sido por la tv,
La factura de luz, o algo por el estilo.
Se durmió llorando, mientras yo me preparaba un sanguche en la cocina,
Ahora la veo al alba, un suave sol hace brillar su rostro, es casi una pintura.

En menos de una hora se despertará para ir a trabajar,
Ella se disfrazará de victima y yo de tipo duro.
Desayunará sola sobre la mesada, mientras yo simulo dormir hasta que se valla,
No sé cuanto pueda durar este acto.

Acaricio el lóbulo de su oreja, coloco suavemente el flequillo detrás ella,
Mirarla mientras duerme es mi momento favorito del día, es eterno.
Me olvido de mi jefe, de los vecinos, de las peleas, fundamentalmente de las peleas,
Si tan solo tuviera el valor de decírselo en la vigilia.

Percibo un reflejo en los músculos de su cara, se lleva la mano a la nariz,
Y yo me tiro aterrorizado hacia atrás como si estuviera haciendo algo indecente,
La espío desde la otra punta de la almohada, falsa alarma,
Solo se tumbo hacia mi lado, y facilita mi trabajo de mirarla.

Siete y media, se levanta, hace cinco minutos que yo me volqué hacia la otra punta,
Conozco sus ruidos de memoria, la puerta del baño, la cadena, la canilla y el botiquín,
El cepillo de dientes, los tacos, la hornalla, la azucarera y la taza contra la mesada,
Entreabro los ojos y veo su sombra tomándose el café, de espaldas a mí.

Siento sus pasos hacia la cama, esto no es común, se sienta a mi lado en la cama
Se le escapa un suspiro, siento su calida mano aproximarse a mi cara.
Casi adivino una sonrisa en su rostro, me acaricia el pelo, la frente, las mejillas,
"Te amo mientras duermes como te odio mientras andas", dijo y dejó la pieza.

Estuve llorando alrededor de una hora,
Me levanté, tome unos mates y decidí que hoy no iría a trabajar.
Saque mi ropa, algunas pertenencias y las puse en una valija vieja.
Pensé que era yo, que lo podía enmendar, pero al fin de cuenta el problema éramos dos.

1 comentario:

Vic dijo...

Qué te puedo decir que no te haya dicho ya...

nos alimentamos con la misma papilla hermano!!

Para mí que nuestras madres le ponían la misma droga, jajaja...